Abandonando el Paraiso

Lo malo de los viajes es que tienen su final, después de celebrar como es debido nuestro aniversario, ha tocado pasar los dos últimos días antes de volver, pero no nos da pena. Los últimos días … han sido como todos los demás, descanso en el Hotel Grand Palladium Bavaro,  tirados en la playa desde las 9 de la mañana (Javi iba a las 7 de la mañana para que tuviésemos las mejores tumbonas) hasta que se ponía el sol, metiéndonos en el agua hasta que se nos arrugaban los dedos, sobre todo Pepi que está hecha toda una sirenita, cuando se mete en el agua, di tú que en menos de una hora no salía. Hemos tenido los días de relax que se prometían, República Dominicana no es un sitio donde uno aprenda demasiado o se lleve una imagen muy real del país… pero es un sitio donde se descansa, se come y se relaja uno sobre todo.

Días de mucho comer, que ahora tengo aquí a mi madre y Pepi quejándose de lo que han engordado, que tampoco es demasiado coger dos kilos. Los últimos días tuvimos el buffet dominicano, de platos típicos y la cena de gala, que tuvo una puesta en escena espectacular. Nos recibieron la primera noche con Mamajuana, una bebida de destilado de corteza de un árbol que le atribuyen propiedades afrodisíacas (entre tú y yo, alcohol puro para marearte y que se dejen de rollos afrodisíacos  que se entonan con agua si se ponen) y la noche de gala un coctail de zumos color azul con ron blanco y una cereza dentro que estaba buenísimo.

De todos modos entre tú y yo lo mejor ha sido ver lo bien que se lo han pasado las tres en Punta Cana, como han disfrutado de todo y la complicidad que han tenido, no han parado de reírse en toda la semana, de organizar cosas, de disfrutar cada detalle y compartirlo. Además de ser una buenas vacaciones han sido sobre todo divertidas, desconectas de todo y sólo te preocupas de leer y leer, comer y comer… a mi me gusta el turismo de ciudad, de paisajes, el cultural… pero un desconecte así también viene muy bien, sirve para pensar. Ver que además las personas con las que estás se lo están pasando tan bien hace que lo disfrutes más, sobre todo nosotros que somos lo que lo hemos organizado para ellas.

El Hotel Grand Palladium Bavaro podrá tener sus deficiencias, no es lo mismo un hotel 5 estrellas en República Dominicana que en España, pero si que saben como organizarlo y aunque sean tranquilos, por no decir vagos directamente, saben crear el ambiente muy bien. Mira la foto a decoración del restaurante a la hora de cenar, el día del buffet dominicano, junto con la primer del todo, los detalles están muy conseguidos… otra cosa es que te guste aquella comida, con siete maneras diferentes de preparar un guiso con plátanos.

Creo que es importante por otro lado saber que aquello no es el paraíso para todos, sólo para ti como turista, pero me gustó el día que vino el vendedor «Paquirri» ver como le preguntaban cosas sobre la forma de vida en el país, visitar un país del tercer mundo es una gran experiencia vital, no es un plato de buen gusto, pero te ayuda a valorar lo que tienes y a entender las cosas que pasan (allí mueren miles de chicos todos los años que intentan ir en patera hasta Puerto Rico, ver eso desde allí te ayuda a entender la desesperación de los que llegan a Canarias en cayuco desde Senegal) y no es divertido, pero creo que las experiencias tienen que ser completas y educativas. Creo que te lo tengo que contar todo, no sólo lo chulo que es aquello y lo bien que nos lo hemos pasado, sino que allí hay otra realidad y aunque tú seas sólo un turista encerrado en la jaula de oro que es el hotel, estás ayudando a la gente de allí creando empleo y riqueza.

Nos lo hemos pasado de verdad, muy muy bien, todos hemos vuelto con ganas de repetir la experiencia, me gustaría que fuera en Miami la próxima vez. Y te dejo con la última foto que tomé en el viaje, que por sus caras verás que resumen la experiencia muy bien.

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  1. Anita
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