Aventura en la Nieve

Me ha dicho Javi que te cuente cosas de otros viajes, que no tiene por que ser todo lo que hacemos día a día, que tenemos cosas del pasado interesantes  no es el primero en decírmelo, el primo Miguel también me dijo que fuese contando tras experiencias que hayamos tenido antes del Blog. Así que hoy, por Javi que está lejos de mi, te voy a contar una de nuestras mayores aventuras, aunque sea por el miedo que pasamos. Además es una historia «fresquita» para pasar este día de tanto calor, aunque suena un poco surrealista que te hable de nieve en un día de tanto calor. Te voy a contar una historia de hace años, en Aspen, Colorado.

El pueblo que es famoso por ser el Beverly Hills de la nieve, un pueblo en medio de las Montañas Rocosas lleno de mansiones y casas de ricos y famosos, con todo lo que conlleva, como que te sales de la pista de esquí directamente a Armani o Dior que están todas las grandes firmas «a pie de pista«. Una ciudad preciosa y el destino favoritos de todos los esquiadores. No ya por el glamour de ser esta ciudad, sino por que dicen que tiene las mejores pistas de esquí del mundo.

Nosotros íbamos con estos amigos que ves, sobrinos de Conchi, que vivían en Estados Unidos por esta época. Estábamos de viaje por el país cuando decidimos visitar Aspen camino de Denver. Íbamos en el coche de ellos, cruzando las Montañas Rocosas (que son grandes de narices) cuando tuvimos el primer aviso de que había problemas, el paso de montaña que pensábamos usar estaba cerrado por «condiciones climatológicas adversas».


Así que nos fuimos por otro camino, más largo. Pero teníamos muchas ganas de ir a Aspen, un mito para los esquiadores, que además era cuando estábamos nosotros más enganchados al esquí… ¡Teníamos que llegar como fuera! La ciudad como se deja ver en las fotos es realmente bonita. De todos modos puedes ver otra visita, con mucho mejor color que hicimos luego con Cesar y Mari aquí mismo.

Nosotros llegamos a la ciudad y anduvimos (como pudimos) por allí, viendo un poco las pistas, que tienen una instalaciones alucinantes, las super tiendas, los restaurantes… el sitio precioso, la verdad. Pero el tiempo no acompañaba, en las fotos ya ves como la nieve cae y cada vez más. Y eso que estas son las fotos que guardé por que se ve algo, en las siguientes a todo esto, la nieve no dejaba ver nada.

Salimos de Aspen a toda prisa camino de Denver, por que anunciaron que iban a cerrar la carretera que salía de la ciudad, el Estado (Colorado) estaba en «Alerta Roja» y toda la región de las Montañas Rocosas tenía un serio peligro por tormentas de nieve. Nuestro objetivo era llegar a la Interestatal 70, un equivalente a nuestras A-4 o AP-6, grandes vías de comunicación que están mejor habilitadas. Cuando conseguimos llegar a la interestatal la nieve caía tan fuerte que no se veía apenas el paisaje. Íbamos escuchando la radio cuando dijeron que Aspen había quedado aislada, lo mismo que otras decenas de pueblos por la zona, nosotros en la carretera ya nos sentíamos a salvo.


Al rato la nevada se intensificó, tanto que no soy capaz de describírtelo con palabras. El cielo desapareció, todo era oscuridad, por que no había sol por ninguna parte y era blanco, la nieve caía tan fuerte que no se veía ni a los coches de alrededor  Jamás he visto, ni imaginado que pudiese nevar así de fuerte. Realmente no se veía. La policía de carretera sacaba los camiones y los vehículos pesados al arcén, era muy difícil circular por la carretera, pese a que las quitanieves iban todo el rato delante de las caravanas de coches. En un principio íbamos en el coche de «ji ji ja ja» comentando cosas, pero poco a poco nos fuimos quedando en silencio.

No teníamos ganas de reír  era preocupante. La nieve en los arcenes llegaba perfectamente a los dos metros de altura y estábamos en medio de las Rocosas, a horas de viaje de cualquier gran ciudad donde detenernos.

Cuando estábamos en una zona sin coches a nuestro alrededor, en plena montaña .. ¡De repente todas las luces del coche se apagan! Nos quedamos a oscuras en la carretera, nadie que circulase podría ver que llevaba un coche delante o al lado hasta que fuese muy tarde y con la nevada que caía realmente éramos un peligro, para nosotros y para los demás. ¿Qué haces en esa situación? Si sigues malo, pero si te paras en medio de la nevada no sabes si podrás volver a salir a la carretera, si parábamos, nosotros no estábamos preparados para la temperatura exterior ¡Íbamos de excursión! Llevábamos chaquetas y jerseys, pero te hablo de muchos grados bajo cero, estábamos en alta montaña y la nieve cada vez caía más fuerte.

Si que pasamos miedo, mantuvimos la calma (más o menos, pero eso es otra historia) y decidimos salirnos de la carretera. Era más peligroso seguir así que salirnos a la nieve. Paramos en medio de la nieve y finalmente decidimos que saldríamos del coche a intentar arreglar lo que fuera. Nos salimos a la nieve, que si desde dentro del coche asustaba, no te digo vivirla «en directo«, en menos de 10 segundos todo el calor que podía llevar en la ropa y el cuerpo de estar dentro del coche se convirtió en el frio más absoluto, el aire y la nieve me «robaron» todo el calor.

Empezamos a ver que podría pasar y descubrió Raul, el conductor, que uno de los fusibles del sistema eléctrico del coche se había estropeado y no llevaba de repuesto. No podíamos encender las luces, ni siquiera las de posición para señalar que circulábamos, sólo las de emergencia, que era las que por supuesto teníamos puestas. Debimos llamar la atención por que dos vehículos acudieron en nuestro auxilio… más o menos.

El primero de ellos resultó ser una grúa, pero que quería extorsionarnos, eran unos tipos latinos que nos pedían una barbaridad de dinero a cambio de sacarnos de la nieve. No querían ayudarnos, sino que querían sacarnos dinero, aprovechándose de la situación en la que nos encontrábamos. Así que bastante bastante cabreados les mandamos a… ya te lo puedes imaginar. Pon el taco que te apetezca que seguro que se lo soltamos y salieron corriendo, imagino que en busca de otras víctimas.

Tuvimos más suerte con el segundo… más o menos también  resultó ser de Protección Civil, ellos si venían a rescatarnos de verdad, estuvieron intentando cambiar otro fusible del coche que si estaba bien, por el que se había roto… ¡¡Con la mala suerte que rompieron el bueno!! Ese pequeño «click» de partirse nos sonó a todos como un cañonazo. El pobre hombre de Protección Civil no sabía como pedirnos perdón, por que sabía en qué condiciones nos dejaba.
Al final, era imposible que nos quedásemos allí, habían anunciado por la radio que se cerraban todas las carreteras de las Rocosas (para que te hagas una idea hablamos de una extensión del tamaño de Portugal entero) salvo la interestatal, que no aseguraban que no se cortase a lo largo de la tarde. Así que no sabían si podría llegar otra ayuda a por nosotros a tiempo.
No nos quedó otra opción que echarnos otra vez a la carretera, lo que hicimos fue pegarnos al coche de Protección Civil un tramo, que llevaba luces estroboscópicas (las que dan vueltas) y con eso y nuestras luces de emergencia pudimos circular por una carretera que daba miedo, donde apenas se veía y por suerte por donde ya no circulaba casi nadie, siguiendo la estela de una quitanieves y en el silencio más sepulcral, seguimos durante muchos kilómetros hasta llegar a donde termina la cordillera y paramos en un pueblo. No olvidare nunca ese chocolate caliente que me tomé en un Starbucks, mientras intentábamos calmarnos y sacarnos el mal rollo del cuerpo.
Raul, que es un fiera, arregló el fusible puenteándolo y pudimos llegar hasta Denver esa misma noche y dormir «calientes» en nuestro hotel. La tormenta fue terrible, llegó a salir en las noticias en España y nosotros vivimos uno de los momentos más impresionantes de nuestra vida.

Si te gusta la nieve:

¿Te ha gustado la entrada? ¡Vota!

Experiencias relacionadas

4 Opiniones

  1. Sonia G
  2. Juana
  3. Anónimo

y tu ¿qué opinas?