Cruzando las Montañas Rocosas

Otro día que hemos desayunado en un Estado (Dakota del Sur), comido en otro (Wyoming) y cenado en otro (Colorado). Hoy teníamos que bajar por las llanuras del centro de América para llegar hasta las Montañas Rocosas, el paisaje ha cambiado mucho, en Dakota todo eran árboles y montañas, ciervos y águilas… en Wyoming hemos vuelto a las llanuras interminables, carreteras rectas como si las hubiesen trazado con una regla y a las gacelas, no sabemos por qué está lleno de gacelas, saltan las cercas y se meten en las granjas con el ganado a comer, se ven muchísimas y poco más, molinos de viento, pozos petrolíferos y muuuuchas vacas. Sé que parece un cuadro, pero es una foto mía:

Lo mejor son los trenes interminables, aquí todo se transporta en trenes gigantes, de más de cien vagones, hasta 130 vagones hemos llegado a contar. Otra cosa que hemos visto bastante hoy es a la policía poniendo multas, la verdad, nos pasa a nosotros que nos para la policía y nos morimos de miedo, pero no, sólo hemos visto como paraban varios coches y les ponían multas. Es un paisaje interesante y a la vez desolador, se ve que dentro de unos meses todos esos territorios se quedan medio aislados por la nieve, que debe durar medio año, no se ven ni arboles. Por no haber no hay ni cobertura con los móviles.


Hemos parado en un pueblecito y mientras Javi repostaba me he ido a dar un paseo por la calle principal sacando fotos, no he podido evitar la tentación de hacer las fotos en tonos sepia, es que era todo tan antiguo que a colores pierde su encanto, espero que te gusten estas fotos de este país de contrastes:






Y esta es mi favorita:

Hemos comido en Cracker Barrel de nuevo, el restaurante que tanto nos gustó a la salida de Las Vegas, tan típico, tan decorado. Hoy hablábamos que qué era lo que más nos había gustado a cada uno y lo que más nos había sorprendido, y Cesar dice que lo que más le ha sorprendido es como es la gente, que sean tan amables y este sitio es la prueba más palpable, todo el mundo es muy amable, es un sitio muy acogedor y a la vez super-americano, con banderitas por todos sitios y mecedoras en la puerta, que te puedes comprar para llevar. A mi lo que más me ha sorprendido ha sido la Montaña del Diablo, porque no me la esperaba tan espectacular y lo que más me ha gustado la zona volcánica de Yellowstone, lo mismo que Javi y Mari, pero a ella lo que más le ha sorprendido es la fuente del Bellagio. Vuelven los dos con muchos esquemas cambiados sobre la gente de aquí. Mari insiste e insiste en que nos compremos una casa por aquí para que ella se venga aquí a trabajar, que le encanta esto… yo si viviría aquí, pero no permanentemente.

Hemos llegado por la tarde a Denver, la ciudad más grande del centro del país, una ciudad muy moderna, con rascacielos (los de la serie «Dinastia»), que ya ha chocado volver a ver urbanismo después de visitar estos estados tan despoblados, con ciudades pequeñitas y tan clásicas, ancladas en el pasado. Ahora ver rascacielos, grandes autopistas y mucho tráfico ha sido toda una vuelta a la realidad. Denver es una ciudad que ya conocemos y es muy bonita, pero esta vez no hemos parado a visitarla, teníamos que subir las rocosas y no queríamos que se nos hiciese muy tarde para ello. Cuando vas subiendo va mejorando por momentos, hemos llegado a estar más altos que la cumbre del Teide y ¡Hay nieve! Hay mucha nieve todavía, que no nos lo esperábamos, el paisaje es pinos hasta donde alcanza la vista. Muy parecido a los Alpes o los Pirineos, ese rollito de alta montaña, pero estas están altas de narices. Hemos visto varias cataratas provocadas por el deshielo.

Y ya estamos en nuestro destino, la pequeñita ciudad de Buena Vista, Colorado, en lo alto de las montañas, nos ha recibido una tormenta de rayos impresionante. Es un pueblecito pequeño, con poco más que dos calles que se cruzan, muy del estilo montañés y a la vez es un sitio turístico, de hecho todos los hoteles, incluido el nuestro, tienen el cartel de «No Hay habitaciones». Hemos recorrido el pueblo, hemos ido de compras una vez más, me llevo unos boles para sopa estilo «minero» que son una chulada y para los fanáticos del Dominó Cubano llevamos un nuevo centro con efectos especiales 😀 Si nunca has jugado al domino cubano, hay que remediarlo, es muy adictivo. Nuestro hotel, es como los típicos de las películas de moteles de carretera, que tiene puertas en el calle, sales y entras sin pasar por recepción.

Hemos cenado en el mismo sitio donde estuvimos hace dos años, con la esperanza de comer las mismas costillas ahumadas, pero justo hoy, por primera vez en cinco años se les ha estropeado la maquina de ahumar, pero bueno, lo hemos sustituido por unos buenos solomillos y hemos salido como peces globo una vez más. ¡Que dieta me espera cuando vuelva a España!
Y mi foto de hoy dedicada a Anita:

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4 Opiniones

  1. Anita
  2. juana
  3. Anónimo

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