El Día más Divertido

Hoy hemos salido un poco del Cairo, por lo menos para empezar el día visitando Saqqara, la pirámide escalonada de Zoser, una de las más importantes de Egipto porque son muchos escalones, se ve espectacular. Pero ha sido un día divertidísimo, cuando hemos llegado los omnipresentes vendedores vendían colecciones de sellos muy chulas, ya colocadas en cuadernos, de 200 sellos cada una, total que le dicho a Lola, mi «agente de compras», que la quería, al final por 100 libras egipcias (15€) hemos comprado 4 colecciones y 4 paquetes de postales, así que he salido todo feliz con sellos para aburrirme y son muy chulos. 
Entre todos los que hay intentando sacar un dinero a los turistas había dos con burros, total que medio en broma medio en serio han empezado los del grupo a montarse… ay madre! Que rallye de burros se ha montado! Medio grupo ha pasado por los animalitos, incluido Alejandro mientras Lola casi le arrea al burrero porque decía que le tenía que vigilar más al niño, todos a carcajada limpia. Ha llegado un momento que estamos todos un poco cansados de ver cosas, por muy chulas que sean y ya cualquier detalle nos vale para distraernos y salirnos de la rutina de las visitas. Así que con nuestra carrera de burros nos lo hemos pasado pipa. Para remate cuando nos estábamos haciendo una foto aparece un moro, feo….. pero feooooooooo feoooooooo Con un sólo diente y empieza «Cuñññaaaaaaaaaaaaaaaoooooooooo» Ay madre, nos meábamos de risa, todos flojos, porque además el tio iba corriendo cada vez que veía a alguien con una cámara y se metía en medio de la foto, el tio montó un revuelo, a no todo el mundo le hacía gracia que el feo este le estropease la foto, además le soltaba lo de cuñao a todo el mundo, y claro los españoles vale, pero dime tú a un inglés eso del cuñao a qué le sonará…

Luego hemos estado visitando unas tumbas y nos han encantado, porque además se notaba que para nuestro guía ese era un sitio muy especial, le ha puesto mucho sentimiento, lo vivía, mientras describía los relieves y todo lo que se sabe de ellos, lo estaba viviendo y era algo contagioso, al final hemos salido todos con la sensación de haber aprendido un montón sobre la vida cotidiana de los egipcios de hace cinco mil años, no más rollos de dioses ni faraones, lo que comían, como pescaban, a qué jugaban los niños…

Luego hemos estado en Menphis, la primera capital de Egipto, cuando se unificó el alto y bajo. No queda nada de esa ciudad que estaba muy cerca del Cairo actual, allí sólo quedan algunas estatuas, una de ella gigante, tan grande que le han hecho un museo alrededor. Pero mira, no te voy a engañar, cansados ya estábamos todos un rato, así que no le hicimos demasiado caso y nos fuimos a los kioskos, en aquella región hay alabastro muy bonito y se veían algunas cosas interesantes, pero no en aquellos, plastiquito del malo 100% made in china, pero había una pirámides que habíamos visto y yo las quería, para llevárselas a mi padre. Total que Lola, una ves más, se encargó de la «negociación» y la cosa se fue ambientando, todos los del grupo se fueron acercando alrededor y alguno más se apuntó a lo de la compra de las pirámides, total, que los moros terminaron peleándose entre ellos por que Lola consiguió bajar el precio y claro, el que vendiese vendía 7 lotes de un tirón, al final flojos de risa, todos saliendo del museo con las pirámides en la mano.

La mejor comida desde que estamos aquí, un sitio muy chulo en plan barbacoa. Aquí te piden dinero en todos sitios, así que estaba lleno de gente vendiendo o con animales para que te hicieses fotos con ellos y les des dinero. Nada más llegar una barbacoa gigante llena de carne, que olía genial… quizá a principio del viaje habría torcido el morro si veo la comida así, con la más absoluta carencia de higiene, pero a estas alturas ya paso de todo y como lo que sea donde sea. Y la verdad la comida de aquí me gusta mucho. 

El buffet libre tenía una pinta estupenda y nos pusieron muchos platos en la mesa con salsas y verduras, más una fuente grande llena de cosas preparadas como falafel (pasta de garbanzos) que a mi me vuelven loco. Nos pusimos cerdos de comer, el guía estaba a nuestro lado todo el tiempo vigilando que tuviésemos comida y nos pusieron no sé cuantas fuentes de carnes recién hechas. La traían con las brasas para mantenerlas en su punto, estaba delicioso. Comimos genial, nos tocaron música típica de aquí y nos trajeron un león cachorro que era para comérselo.

De allí nos llevaron a una perfumería, nadie tenía ganas de ir, nos sonaba a otro sitio más que te llevan porque les pagan comisión y todos íbamos renegando… todos salimos con compras. Tengo que reconocer que el vendedor era buenísimo y que la verdad es que las esencias son una pasada. Nos enseñaron las esencias de perfumes comerciales de Armani que eran exactamente los mismos. De todos modos nosotros comprados esencia de rosas (que huele exactamente igual) y jazmín (uffff este es increíble  cierras los ojos y estás entre las flores, en serio) para hacer ambientadores para casa, son olores tan naturales, tan fresquitos que le van a dar un toque genial y luego Javi compró esencia de menta para echarlo en la sauna en casa, como tiene un cacharrito para echarle aromas y que el vapor salga con ese olor, ese se va a quedar genial.

Fuimos a las pirámides, un detalle del guía para que pudiésemos hacer fotos mejores que las que teníamos del día de la tormenta. La verdad es que volver a estar cerca ha sido una chulada y la esfinge, no pudimos acercarnos demasiado, pero si hacer fotos chulas. Lo que era muy desagradable es que estaba lleno de niños pidiendo, niños sucios, descalzos pidiendo dinero, vendiendo postales o marcapáginas a un euro. Además se lo saben, cogían cada uno a una persona (lo de coger es físicamente  se te enganchaban) y estaban todo el rato contigo insistiendo en que les dieses dinero… unas buenas ostias le daba yo a los padres por utilizar así a los niños, porque además los adultos estaban escondidos detrás de una pared en una esquina esperando a que los niños recaudasen, lo peor que puedes hacer es darles dinero, yo le di un caramelo a una niña y lo tiró. La policía viene y les dice que se vayan, pero vuelven enseguida.

Nos volvimos al hotel para arreglarnos un poco e irnos otra vez a las pirámides, todas las noches hay un espectáculo de luces, láser  imágenes y sonido proyectados sobre las pirámides que tenía muy buena pinta. Ánimo y al toro… nos pillamos un taxi, eso que ves en la foto es el taxi, aquí son los coches más viejos los que se usan de taxi, son terribles, sucios, no les funcionan ni las puertas ni las ventanas y además conducen como locos, Inma iba todo el rato con los ojos cerrados gritando de como los coches se acercan peligrosamente, de como la gente cruza por el medio de las calles o autopistas tranquilamente. 
Antes de subir tienes que regatear el precio de la carrera, no funcionan lso taxímetros, aunque los precios son ridículos, ni 3 euros te cuesta una carrera. El taxista nada más subir nos dio un cuaderno de niño y en él había muchos mensajes, es normal aquí «alquilar» los taxis, pactas un dinero con el taxista y te lo quedas todo el día, te lleva a todos sitios, si habla algo de español te cuenta la historia, te lleva a sitios a comer, beber, de fiesta, etc. Entonces otros españoles que lo habían alquilado dejaban mensajes que hace el papel de recomendaciones, leímos mensajes que hablaban muy bien del taxista, te da tranquilidad, pero claro viendo como conducen los demás… pero el viaje fue bien, nos llevó rápido y a salvo a nuestro sitio.

Sacamos las entradas para el espectáculo, hay tres pases, primero en japones, luego en inglés y luego en árabe, en español hay dos por semana pero el siguiente era el sábado y ya no estábamos. Pero las entradas ni distinguen entre adulto o niño ni la sesión que quieras ver. Nos fuimos a tomar algo y los barres frente a la esfinge hacen su agosto, te cobran la mitad de lo que vale el espectáculo por verlo desde la terraza con la cena incluida, nosotros estuvimos viendo el japones, pero la verdad es que no se oía casi nada y te perdías mucho del espectáculo. Por lo que vale la entrada merece la pena verlo, que por cierto, tuvimos que regatear hasta el precio de las bebidas en el sitio ese por que el tio nos quería cobrar lo que le daba la gana. Al entrar corrimos como locos y cogimos los mejores asientos del espectáculo, la primera fila, nadie delante, solo la esfinge y las pirámides iluminadas, increíble  eso si que era sentirte pequeñito ante algo tan gigantesco. El espectáculo te cuenta la historia de Egipto y de las pirámides, proyectan imágenes en una pared gigante junto a la esfinge y sobre esta y las pirámides proyectan imágenes y efectos con láser para completar la historia, está genial hecho y aprendes un montón. Estábamos todos embobados con el espectáculo, que aunque era en inglés te enterabas. Me encantó, lo viví, es una pasada, a cualquiera que se aventure a venir por aquí se lo recomiendo mucho.

Luego tuvimos nuestra odisea… la noche de antes llegamos a un acuerdo con Carlos, cenábamos en el hotel a condición de al día siguiente cenar donde él quisiera en las pirámides, Lola y yo. Javi, Inma y Alejandro cenarían en McDonalds. Salimos de las pirámides y nos pusimos a andar buscando un McDonalds…. y andamos y andamos y nada, al final les preguntamos a unos policías que no tenían ni idea de lo que era eso. Al final llegó uno que si lo conocía, pero nos dijo que teníamos que coger un taxi para ir; pero no nos dio mucha confianza y seguimos andando y andamos y andamos muuuuuuuucho por una avenida que cada vez tenía peor pinta… un coche de policía se paró y nos dijo que mejor nos fuésemos en taxi de allí. Él mismo paró un taxi y se ponía a hablar con los taxistas, está claro que lo que hablaba era un «tanto para ti tanto para mi«, pero dos no lo aceptaron, me imagino que el policía quería quedarse con el dinero de la carrera porque el que aceptó llevarnos el precio lo regateamos con el policía  Inma no se cortó un pelo y le soltó al policía «Pides 20, porque 10 para ti y 10 para él».. yo me puse blanco, pero el policía se echó a reír .. porque era la verdad. 
Al final le dimos 15 y el taxista le dio 5 al policía  pero este se los devolvió, estaba avergonzado de lo que le habíamos dicho (de haberle pillado la jugada). No era realmente un taxi, era un taxi comunitario, pero ya te hablaré de ellos cuando te cuente bien las peculiaridades de El Cairo. Nos montado en el burro-taxi como yo los llamo y cuando llevábamos la mitad de la carrera el taxista empieza a pedirnos más dinero, que le tenemos que dar más dinero que es poco, y ya le habíamos pagado, pero quería más, no te puedes fiar aquí DE NADIE, de verdad, como le dijimos que no pensábamos darle nada más el tío se cabreó y nos puso la música a toda voz para jodernos y ahí ya perdí yo los papeles, le pegué un bocinazo y le dije que no me tocara más los huevos, pero con un tono de cabreo tal que bajó la música después de dar un salto en el asiento porque no se lo esperaba  hasta Lola me lo dijo, que nunca me había visto así. De verdad, no soy racista ni nada parecido, pero esta gente no entiende otra forma de hacer las cosas que a lo bestia, no existe el diálogo con ellos, pasan de ti, van a lo único que les interese. Estoy seguro que porque vio que nos poníamos duros con el tema de no darle más dinero y le respondíamos muy serios, sino para el taxi y nos deja en cualquier sitio. El tío llega a un restaurante amarillo que tenía pinta de sitio de comida rápida árabe y dice que ahí, que eso es McDonalds, imagínate, de allí no se bajaba nadie, «McDonalds rojo con las letras amarillas, melón!» Cuando por fin llegamos te juro que respiré tranquilo. Cuanto más tiempo paso aquí mi opinión sobre ellos empeora.

La sorpresa McDonalds es que entramos y tooooooooooooooooooooodo eran mujeres con velo y niños y niñas (con velo también), nos quedamos todos parados, no había ni un sólo turista ni un solo hombre, sólo mujeres. Los que atendían en la caja no hablaban ni papa de inglés, pero ni «yes o no» (en árabe No se dice La), imagínate para pedir la comida con alguien con quien no tienes más posibilidad de comunicación que los gestos, pero salió bien, aunque yo iba a comer comida egpcia con Carlos y Lola me pedí una hamburguesa de pollo, por probarla, era diferente, sabía más a carne que las nuestras y la salsa era un pelín más fuerte también. Todo el mundo nos miraba, a las chicas por llevar el pelo suelto, por ser tan blancos de piel, por nuestro habla, les parecíamos tan raros como ellos para nosotros. Luego fuimos a un restaurante egipcio, lleno de gente fumando en cachimba y vi algo que no había visto desde que llegué a este país, una mujer fumando, los hombre fuman el 100%, pero mujeres ni una había visto nadie. Pedimos comida de aquí para los tres, ensaladas, sopas y platos de carne con arroz y comimos genial. La chica que fumaba estaba en la mesa de al lado nuestra y nos miraba mucho, nos sonreía mucho, estaba con su madre. Cuando llegó su padre con su marido escondió el tabaco y no volvió a fumar en toda la noche. La historia debía ser algún arreglo familiar, porque estaban todos ahí todo el rato discutiendo, con el marido, con la hija, luego ella, luego el marido… era muy curioso ver como la familia se mete tanto aquí en todos los asuntos de la pareja.

La calle en la que estábamos estaba atestada de gente, miles de personas, pero ni un solo turista, era una calle con mucha vida, pero de ellos. La gente nos miraba de arriba a abajo, sobre todo a Lola por su pelo rubio, tanto hombres como mujeres. Los turistas están en las zonas de turistas, nosotros estábamos fuera de lugar. Intentamos coger un taxi, el primero de ellos no hablaba ni palabra de inglés y no sabía donde estaba el hotel (le enseñábamos una tarjeta de la recepción, porque aunque les digas el nombre te puede llevar a otro sitio porque no te entienden, pero no te lo dicen porque quieren cobrar la carrera), pero el tío insistía en llevarnos, le tuvimos que decir que no y el tío siguiéndonos con el taxi que nos subiésemos que ya preguntaría él como ir al Hotel Pyramids Park Resort… ¡Vaya estampa! Otro taxi lo mismo, no conocía el hotel. Como no estábamos en un sitio turístico los taxistas de allí ni hablaban inglés ni conocían los hoteles, eran taxis para egipcios. A la tercera fue la vencida, nos cogió uno que si conocía el hotel, era un Fiat chiquitito, pues nos metimos los 6, más el conductor, delante iban Carlos y Javi con el taxista, las 4 ventanillas rotas y las puertas apenas cerraban, la de delante no cerraba, yo desde atrás sujetaba que Javi no se saliese en las curvas… ah y por supuesto aquí no hay cinturones de seguridad. De verdad que cuando llegué al hotel casi me arrodillo y beso el suelo como el Papa ¡¡¡Vaya nochecita!!!

Este país es para quien le gusten las emociones fuertes, nos reímos un montón con todo lo que nos pasó, pero es cierto que hay que tener estómago para esto. Y por cierto, hablando de estómago, he caído con el Mal del Nilo, nada más llegar me puse malo, menos mal que Lola había comprado en una farmacia el medicamento de aquí para esa bacteria y en una toma te lo corta.

Y para viajar a Egipto:
Alquiler de coches en Egipto
Hoteles baratos en Egipto
Vuelos baratos a Egipto
Banderas de Egipto
Información sobre Egipto
Navidad en Egipto
Fondo de Escudo de Egipto para iPhone
Salvapantallas de Egipto

¿Te ha gustado la entrada? ¡Vota!

Experiencias relacionadas

2 Opiniones

  1. carlos
  2. rocío

y tu ¿qué opinas?