Experiencia Business Class de Emirates

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Nuestro viaje de 10 aniversario de boda ha empezado con una más que agradable sorpresa. Nuestro viaje es un mes en Australia para recordar nuestra Luna de Miel hace una década y luego 15 días de relax en un hotel guay en Dubai. Un poco de aventura y un poco de descanso. El billete es una oferta que compramos hace meses para Australia y la ventaja de volar con Emirates es que si quieres quedarte en Dubai de visita, no te cobran nada por darte días de escala. Volamos en turista y además con super oferta en el vuelo a Sidney. Tenemos la tarjeta de viajero frecuente de Emirates ,Skywards. Ya que no es la primera vez que volamos con ellos, tambien fuimos a Isla Mauricio (ver entrada). Hicimos el check-in dos días antes del vuelo y por medio de la App en el móvil, todo muy cómodo y claro.

 

Cuando fuimos al mostrador a facturar las maletas disfrutamos del concepto del servicio de Emirates, la señorita se llamaba Andrea, una chica encantadora que ha hecho del check-inn un debate muy interesante sobre nacionalidades y apellidos. Una de las maravillas de Emirates es que tiene personal de todos los países y ella es de Rumania. Nos emitió unas tarjetas de embarque para el vuelo aunque nosotros las teníamos electrónicas en la App del móvil. Cuando fuimos a embarcar en el avión enseñamos las tarjetas de la App y el chico que daba acceso al avión nos dijo que había un problema, que si habíamos hecho el check-in online, le dijimos que si, pero que teníamos tarjetas de papel. Las entregamos pero nos dijo que no valían que debíamos ir al mostrador que revisasen nuestra documentación. Los dos con una cara de susto que no veas. Por que además yo tenía un problema con mi visado de Australia por que mezclaron mi nombre y apellidos en vez de ponerlos bien. Cuando llegamos al mostrador decimos lo que pasa y nos dice la señorita: Es cierto, sus billetes están mal por que ustedes han sido cambiados a Business Class.

 

La cara de flipados que teníamos los dos tenía que ser de foto. Admito mi debilidad por volar en primera clase, por que me encanta ese rollo de glamour que todavía tiene y siempre que podemos volamos así, pero regalado sabe mucho mejor. Entramos al avión y es un A380, el avión más grande del mundo. Tiene dos plantas y la de arriba es completa para Business Class.
Nos señalaron cuales eran nuestros asientos e inmediatamente vino una azafata a presentarse, nos dijo que ella estaría a nuestro servicio durante el vuelo que cualquier cosa que necesitáramos se la pidieramos. Se llamaba Lorena y es de Argentina, un encanto y muy profesional.
Los asientos son muy parecidos a los de Bussiness Class de Iberia, pero estos tienen más opciones.
Sobre todo la atención al detalles es muy superior a otras primeras clases en las que hemos volado (American Airlines, US Aisways, Austrian Airlines…). Un personal muy dedicado, multilingüe y una atención constante. Siempre están repartiendo algo, sirviendo, revisando. No se cuantas veces nos rellenaron las bebidas, nos pusieron botellas de agua, etc.
Hay un iPad en cada asiento que sirve de control remoto para manejar la posición del asiento, lo que ves en la pantalla de entretenimiento a bordo y toda la información del vuelo.
Nada más llegar te dan una carta de vinos para que elijas los vinos que quieres con tu comida. Y un menú de todas las bebidas que tienen y los platos que habrá en el servicio de comida. Los vinos internacionales (me ha faltado algún español) de alta gama, muy buenos.
Yo, a falta de un buen verdejo español, he pedido un Sauvignon Blanc francés, que no suelo beber alcohol, pero ya que le están dando a uno este lujo, mejor disfrutarlo por completo.
Además el asiento tiene un minibar por si te apetece algo en cualquier momento (todo gratis).
Y si quieres socializar. Hay un bar al final del avión.
 Un bar que estuvo lleno de gente todo el tiempo. Te podías ir allí a tomar algo o picar, de charla. Conocer gente y socializar. Yo conocí a una pareja que estaban de Luna de Miel.
 Además de cualquier cosa de beber, también mucho para picotear.
 Tanto dulce como salado. Para picar allí o llevar a tu asiento. Todo gratis.
 Los productos del aseo son de Bvlgari.
Lo único que me ha sorprendido para mal, que creo que se queda corto, es la clásica bolsa de primera clase con amenities de cuidado personal, que en Emirates se reducen a unos calcetines y una máscara para dormir. Nada de cosméticos o utensilios de higiene. No entiendo muy bien por que en esto se quedan tan detrás de las demás.
 Los asientos son muy cómodos y amplios. Cuando los extiendes del todo llega a ser una cama.

 

Emirates es la aerolínea de bandera (nacional) de Dubai, uno de los Estados que componen los Emiratos Árabes Unidos y este es un país musulmán. Así que hasta el avión se adapta en algunas cosas a los preceptos de esta religión oficial del país. No se sirve cerdo en los menús, aunque si se sirve alcohol. Pero para el rezo, hay una función en el monitor que te indica la dirección a la que esta la Meca para rezar mirando en esa dirección.
 ¿Por qué nos han pasado a Business Class? Nos pasamos todo el vuelo elucubrando opciones. Así que al llegar a Dubai fuimos al mostrador y directamente lo preguntamos. El motivo es por tener la tarjeta de vuelo frecuente. Siempre cubren las plazas libres mejorando los billetes de los viajeros habituales, así consiguen que merezca la pena volar con ellos para conseguir este tipo de maravillosos premios.
Una de las mejores cosas de este servicio es el catering. La comida es excelente. Aquí tienes el menú para que elijas tu plato a la carta.
 Javi se ha pedido la sopa de pimiento rojo, que estaba deliciosa.
 Yo he preferido los langostinos.
 Siempre acompañado por una ensalada con las aceitunas más ricas que haya comido nunca. El pan recién horneado.
Los segundos y postres a elegir.
 Javi se ha pedido la ternera, que estaba que se derretía en la boca.
 Y yo una merluza, muy jugosa, pero lo que me volvio loco del plato ha sido el acompañamiento de habas con un toque de menta que me alucinaron.
 Tarta de almendra para Javi. No la probé por que tenía canela, pero Javi estaba feliz como un niño pequeño con ella.
 Y yo volví a mis orígenes franceses y me pedí la tabla de quesos de postre.
 Este es de siempre mi postre favorito y me lo concedo muy pocas veces, pero hoy merecía la pena.
 El viaje ha sido un regalo, un gran detalle y lo hemos disfrutado minuto a minuto. Encantados con el servicio y calidad. Muy agradecidos y motivados para seguir volando con Emirates.
 Y bueno, el sueño de Business Class termina y en el tramo de Dubai a Sidney nos devuelven a turista, pero hemos llegado muy descansados y nada más subir al avión nos hemos echado a dormir un montón de horas hasta llegar a Australia.

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