Viaje Miami a Philadelphia a Madrid

Tras nuestra experiencia «olfativa» del aeropuerto de Miami hemos tenido un vuelo hasta el aeropuerto de Philadelphia estupendo, muy tranquilo, casi ni nos hemos dado cuenta. Pero cuando hemos llegado a la ciudad, choque total, salíamos de Miami en camiseta, sol radiante y llegamos a Philadelphia con 6 grados bajo cero y toda la ciudad cubierta de nieve, de hechos nos han dicho aquí en Madrid que ha salido en las noticias de hoy por un frente polar que estaba sobre esa zona de Estados Unidos y el caos que estaba provocando.

La pista de aterrizaje estaba totalmente nevada, ha sido como si en vez de aterrizar, amerizásemos  el avión ha levantado la nieve del suelo y la ha lanzado en todas direcciones, desde fuera ha tenido que ser espectacular. 

Salvo por lo espectacular que ha sido desde dentro (y fuera) no es nada peligroso, sólo vistoso, un avión aterriza perfectamente en condiciones mucho peores. Luego hemos comido en la terminal tranquilamente y cuando llegábamos a nuestra puerta de embarque en el vuelo a Madrid hemos comentado que porqué no hacernos un regalo mutuo de San Valentín, ya que habíamos comentado no regalarnos nada y era una buena oportunidad de darnos un capricho.. no nos ha costado demasiado autoconvencernos ¡¡Por suerte!! Nos hemos pasado a primera clase en el avión. Hemos embarcado genial, los primeros del avión, así que podido hacer las fotos sin que me de corte hacer el «cateto» delante de todo el mundo.

Los asientos comodísimos, se hacían una cama, con la televisión para cada asiento y una bolsa con los productos que puedas necesitar en el viaje, calcetines, cepillo de dientes, tapones, antifaz, etc. Nos han recibido con champán y helado lo que se había quedado era el avión en sí mismo, más de un dedo de hielo cubría las ventanas, hasta el punto que era imposible distinguir nada de afuera y a peor (mira la foto de abajo, es mi ventanilla), cuando llego la hora del despegue el capitán nos dijo que no saldríamos a tiempo, ni de cerca, que se habían congelado las turbinas del avión y habría que descongelarlas.

Total, dos horas de proceso, mientras tanto caos aéreo en todo el aeropuerto, han estado llegando aviones que enlazaban con el nuestro y llegando pasajeros. Cuando han pasado las dos horas el avión lo han tenido que «descongelar», lo han llevado a una zona del aeropuerto donde unas gruas gigantes lanzaban chorros de glycol, un alcohol tóxico que se usa como anticongelante, han tenido que cortar el aire acondicionado del avión para que no cogiésemos todos un colocón… han tardado un buen rato en descongelar todo el avión, era espectacular ver los chorros a presión contra el avión arrancando el hielo, ha sido toda una experiencia.

El resultado ha sido que al final el avión ha salido con 4 horas de retraso de Philadelphia, una verdadera paliza pasar 4 horas quieto, sin hacer nada y sin volar. Esas 4 horas nos las hemos pasado de maravilla, con bebidas, prensa (me he leído de primera a última página El País y el ABC con avidez) y hasta me ha dado para echarme una siesta, de verdad que contento estoy de haber hecho el cambio del billete. Nada más despegar hemos comido, de maravilla, parece mentira la enorme diferencia que hay entre la comida de turista y primera, si son capaces de llegar hasta ahí en cocina, ¿Por qué en turista a veces se come tan mal?

Una ensalada deliciosa de nueces, espinacas baby y espárragos a la parrilla con rodajas de tomate y pepino con salsa de nueces. Luego de plato principal, una ensalada de pasta con pechuga de pollo y pesto de tomate. Postre de tarta de queso, con un platito de quesos franceses y uvas rojas. Vino de California, frutos secos y panes diferentes. Una gozada ¡¡Yo me mayor quiero viajar siempre en primera!!

La llegada al aeropuerto de Madrid ha sido genial, Cesar ha venido a por nosotros para ir a casa y cuando he llegado me he alegrado mucho, estaba de casa de nuevo, como si no me hubiera ido. Hemos ido a la oficina a ver a las niñas, hemos ido a comprar… cosas normales, como si no nos hubiésemos ido a ningún sitio, como si lo de Miami hubiese sido un sueño. Estamos en casa.