Parece que el jet-lag fue sólo un susto de la primera noche, esta noche ya he dormido con normalidad, pero llevo desde ayer acordándome de una historia que hace años que no venía a mi cabeza. Mis problemas para dormir no son nuevos y no tenían nada que ver con el jet-lag, aunque sean cosa del pasado y no los sufra hoy en día, hace años era insomne y me he pasado mucho tiempo sin poder dormir, lo aprovechaba para leer y siempre he visto el dormir un poco como pérdida de tiempo, mi momento favorito del «día» siempre ha sido la noche, más tranquilo, sin interrupciones, más sereno… cuando empecé a trabajar autónomo en Internet me gustaba más trabajar por la noche que por el día y me pasaba las noches con el ordenador.
Pero antes de esto, en la época del instituto sobre todo no dormía mucho por las noches y unos amigos también eran insomnes, así que desarrollamos una costumbre que me encantaba y era que las noches que no dormía me vestía, salía de casa, fuera la hora que fuese e iba a su casa, para no llamar a la puerta y despertar al resto de la familia miraba que hubiese luz en el salón y me ponía a maullar como un gato hasta que me oyesen… si, en serio, decenas de noches me las pasé maullando como un gato para que Ana y Carlos me oyesen y me abriesen la puerta.
Era la época del comienzo de Canal + y ellos eran los únicos amigos que lo tenían, así que nos pasábamos las noches enteras viento una y otra vez (las mismas) películas. Por la mañana, al amanecer, volvía a casa tranquilamente y luego me iba a clase, en realidad tener insomnio se convirtió casi en algo bueno porque eran momentos muy divertidos.
Con le paso del tiempo descubrí el uso del sonido para dormir y no he vuelto a tener insomnio desde entonces, pero si cualquier día de estos me vuelve a dar no me quedará otra que irme a casa de Ana, Juana o Pilar, que son a quienes tengo más cerca, a maullarles a ver si me abren 😀