Viajando a Miami

Eso ha debido pensar el policía de la aduana americana cuando ha pasado el pasaporte por el lector y me ha preguntado ¿Pero tú no estabas en el país el mes pasado? Y la verdad es que pese a todo lo que ha pasado este mes en Madrid, tengo por aquí la sensación de no haberme ido. 
A ver, por orden, el vuelo, lo primero es decirte que American Airlines es un poco antigua, el asiento amplio y cómodo, la comida muy buena, de las mejores que he comido en un avión… pero no sé como decirte, un cierto tufillo a antiguo, no modernizado. Como si una empresa funciona todo bien y por eso no se renueva y moderniza… pero bueno, es sólo mi impresión, en realidad la única queja que darte sería la puntualidad, que salió el avión tarte, pero en USA con los controles de seguridad es habitual y no pasa sólo en American Airlines, así que si es recomendable para volar.

El aeropuerto de Miami es ¡EL CAOS! Llegamos muy bien, pasamos inmigración muy rápido, sin colas… y cuando vamos a recoger las maletas, como si fueren las rebajas del Corte Ingles, miles de personas apelotonadas en las cintas, había pocas cintas y por cada una de ellas salían las maletas de 4 o 5 aviones a la vez, así que imagina el apelotonamiento de gente en cada una para coger sus maletas, la nuestra se atascó y nos pasaron a otra cinta, que tuvimos suerte y era para nosotros solos y salieron bien, pero en mi vida he visto un aeropuerto más atascado que ese. Luego para pasar la aduana en si, donde dices si tienes algo que declarar, mal señalizado, había una cola enorme, casi una hora de espera para entregar el documento de «Nada que declarar». Volvimos a tener la «Fleur en el culé» como dije Juana, cuando nos estábamos poniendo a la cola llegó un chico y nos dijo que entre las cintas 2 y 3 había otra aduana y que no había nadie, así que cogimos las maletas y fuimos ¡Y no había nadie! Ni nos paramos, le dimos el papel al policía y seguimos. Desorganización total, como puede haber una cola con una hora de espera y otra sin espera. Imagino que llegamos en hora punta, pero aún así creo que es el aeropuerto más caótico que he visto nunca.

¡Y ya tenemos coche! Recogimos del aeropuerto nuestro coche de alquiler para Miami y nos han dado el mismo que el mes pasado el Chevrolet TrailBlazer del mismo color y todo y ya he empezado a conducir por Miami. Siempre que llegamos el coche lo cojo yo, porque luego Javi se adueña de él y ya no me deja volver a conducirlo 😛

Miami es precioso, impresionante, es como Los Angeles, pero aquí si se nota que es una ciudad de playa, Los Angeles, pese a tenerla no la vive, no se nota que la tenga, aquí si, todo es muy marinero, los colores son los del mar y se ve mucha agua. La ciudad es modernísima y gigante, tiene unos rascacielos en la misma playa que hacen que sea espectacular.

Nuestro hotel está en Miami Beach, que es como una isla frente a Miami, desde aquí vemos todo el centro de la ciudad, pero con el mar en medio, se llega por un puente que tiene una vistas mmmmm no me esperaba esta ciudad tan bonita, no tenía una imagen de ella más que de las playas, me ha sorprendido. Nuestro hotel es el Hotel Claridge, un hotel boutique, pequeñito y es una preciosidad, todos los detalles cuidadísimos, la habitación decorada con antiguedades, las paredes de colores, el baño tipo antiguo, pero con todas las comodidades (te escribo desde una red de alta velocidad que quita el hipo) y en la misma playa. Ellos lo venden como hotel mediterraneo, pero la verdad es un cruce entre lo italiano y lo californiano, los muebles y detalles antiguos de uno y lo colorido del otro. La cama es comodísima, he dormido como un bebé.

Como teníamos al llegar más tiempo del que creímos  en nuestro planning del viaje ese día era solo para el viaje, nos cogimos el coche y nos fuimos al Sam’s Club, el sitio que para entrar y comprar tienes que tener la tarjeta y que nos hicimos en el viaje con Cesar y Mari. Este era mucho más grande, me acordaba de vosotros todo el tiempo, para sacar a mi madre de la zona de ropa tuvimos que echarle el lazo, pero al final salimos con el carro hasta arriba, vaqueros Levi’s (14€), pantalones cortos de Nautica (7€), jerseys Levi’s (12€), está feo poner los precios, pero es que este sitio son tan alucinantes que tenía que ponértelos, mi madre un bañador de Speedo.. y luego kiiiiiilos de guarrerias, por el cambio horario íbamos con hambre y compramos bolsas gigantes de guarrerias…. patatas fritas de colores (unos cultivos especiales que tienen aquí, porque serán transgénicos e ilegales en el resto del mundo) que están buenísimas, chips, pero en vez de ser de patatas de rodajas de plátano frito, cortezas, frutos secos (un kilo de piñones 8€, pregunta el precio en España) y muchas guarrerias por el estilo. ¡Somos unos zampones! 
A mis padres les encantó San’s Club, iban alucinando de pasillo en pasillo con las cosas que comen por aquí. Javi y yo ibamos buscando productos españoles que se vendan aquí y encontramos aceite de Carbonell (8€ dos litros) y bastantes vinos, pero todavía nos llevan los italianos la delantera en muchos productos tipical spanish: jamón, aceites, vinagres, embutidos, aceitunas, quesos…

Salimos derrotados por el hambre, tras ver tanta cosa nos fuimos, como no podía ser de otro modo al Dennys, entrada obligatoria a este país, las mejores hamburguesas, y las patatas que Merisun ha hecho tan famosas y que mis padres estaban deseando probar. Les dedico estas fotos a todos los que han compartido el Dennys con nosotros (Cesar, Mari, Ana, Elena, Miguel y Rosa) y especialmente a todos con los que estoy deseando compartirlas algún día (Anita, Juana, Sonia, Sole, Rocio, Antonio, Mercedes, Javi, Maria José, Carlos…). Espero que no se te haga la boca agua, porque ya te imaginas lo buenísimo que estaba todo.

Tras la cena a la cama, que estábamos agotados ¡¡Y hoy hay que arrasar Miami!!

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9 Opiniones

  1. marymarisol
  2. Anónimo
  3. marymarisol
  4. rocío y antonio

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