Como estábamos en el campo para ir a las Cuevas, nos hemos quedado por la zona para comer, porque al pasar, vimos desde la carretera un sitio que era tan auténtico que parecía de mentira. Todo decorado con utensilios de granja y espantapájaros divertidos de Halloween, un verdadero imán para nosotros. Así que paramos en un sitio en el que no había visto un turista nunca, vinieron a preguntarnos de donde éramos y dijeron que no habían tenido a nadie de España allí. ¡Lo hemos estrenado! Y además hemos dejado el pabellón muy alto, porque nos hemos comido todo, hemos pedido como auténticos yanquis y sido los más educados del mundo. Que ya tenemos mundillo.
El sitio se llama Restaurante Clint’s y es total. Chiquitito, al borde de la carretera, con el exterior de madera blanca, un poco viejo y lleno de anuncios de marcas de cerveza viejos. No con mala pinta, ojo, que se ve cada cosa por aquí, que no entrabamos ni locos. Este bien, pero con ese rollo de sitio con tradición ya.
Hasta con su vieja Chevrolet aparcada en la puerta.
Y el menú ya lo dice todo, ya te imaginas que el verde que tienen aquí, lo han pasado antes por el cerdo, como dicen en Aida. Una carta muy completa, mayor que las cadenas y muchas opciones.
El sitio ya lo ves, verdaderamente sacado de una película. Decoración en tooooooodos los sitios. Anuncios antiguos, mezclados con nuevos y en todos los sitios imaginables. No se dejaba ni un hueco.
No se sigue un tema en la decoración, ahí se nota lo auténtico, prácticamente cualquier cosa te podías encontrar en una pared. Desde peluches a chapas de la guerra.
Y tres noches por semana hay música en vivo en el local.
¿Puede parecer esto más una película?
El servicio excepcional muy amables, gente super educada, divertida. Muchos camareros, más de lo habitual y todos con camisetas del local, nada de uniformes. Me recordaba a las camareras de la serie «True Blood«. Un estilo muy informal para el trabajo, pero trabajando muy bien, no nos faltó nada en ningún momento y fueron muy amables.
Éramos los únicos que estábamos comiendo por la hora, tenemos las horas todavía «españolizadas», cuando los sitios aquí abren a las 11 para comer y cierran a las 1 y media y se abre para cenar a las 3 y media y cierran a las 9 y media o 10. Esto es lo más profundo de América. Pero este sitio abre a todas horas, así que pudimos comer (ellos creían que cenábamos) aunque solos.
Viendolas venir, nos hemos pedido unas ensaladas para acompañar. Por echarle algo verde al cuerpo.
En la mesa no hay servilletas, sino que hay directamente dos rollos de papel de cocina para que tú mismo te sirvas. ¡Me encanta! No me gustaría encontrármelo en un 3 Estrellas Michelin, pero en un sitio así le da autenticidad.
En Estados Unidos siempre los platos llevan acompañamiento, suelen ser dos, uno es patatas, qeu siempre te sueltan la retahila de patata asada, puré de patata, patatas fritas, patatas dulces…. y luego ensañada, vegetales, chili, compota de manzana, maiz… cualquier otra cosa. En este caso mis padres se pidieron patatas fritas y okra, el vegetal este de aquí al que se están aficionando.
Javi se pidió cebolla frita y Huss Puppies, unas bolas que se suelen poner aquí con los platos de pescado o marisco, que son como buñuelos fritos. En este caso de los peores que hemos probado, no porque estuviesen malos, sino porque las bolas eran tan grandotas que cansaban un montón.
Y Javi feliz con su ración de langostinos al ajillo 🙂
Mis padres, que ya se han aprendido lo de las raciones aquí, siempre se piden un plato para compartir. En este caso un costillar a la barbacoa.
¡¡Y yo me pedí uno entero para mi!!
Deicioso no… ¡Tres pueblos más para allá! Se olía el humo todavía del ahumado en las costillas. No hacía falta morderlas, el olor ya alimentaba. Riquísimas, yo no sé que le hacen a las costillas aquí para que tengan estos sabores.
No se puede comer mejor, de verdad. El sitio ha sido un total acierto, en lo auténtico que hemos visto y en lo genial que hemos comido. Toda una esperiencia yanki. Yo espero que algún día me hagan un examen y me convaliden todo esto 🙂
No dejais de sorprenderme! Vaya sitio más auténtico, mi marido suele gastar una media de 10 servilletas por comida así que lo del rollo de cocina en la mesa del restaurante nos ha parecido genial. La comida tiene muy buena pinta, me llama la atención el corte de las patatas que parece que se repite y el costillar yo tamnién me lo hubiera comido entero!
No me enrollo más que me emociono.
Saludos para todos!
y tu ¿qué opinas?