Y termino con nuestra tercia de Estrellas Michelin de este viaje con el Restaurante Nuevo Molino, a mitad de camino entre San Vicente de la Barquera y Santander y «hermano» de El Serbal, donde fuimos en Santander. Lo que marca la diferencia es el sitio, un grande y viejo caserón restaurado, perfectamente decorado con antiguedades y obras de arte, como grabados de Picasso. Tiene un edificio anexo que es una hermita que se utiliza como local de copas, para relajarse después o antes de la comida, para tomar un aperitivo, etc. Tuvimos suerte de nuevo, por que hicimos la reserva sobre la marcha y nos dieron la última mesa.

Un sitio muy elegante, sé que lo digo, pero es que de verdad me encanta el cuidado de los detalles que tienen. Que evidentemente para que te den la estrella Michelín tienes que tener mucho más que buena comida, pero uno aprende mucho si se fija en como cuidan cada cosita en un sitio como este. Al llegar nos invitaron a una copa de cava blanco o rosado, al gusto, yo rosado, ya sabes que me encanta.

Un servicio fuera de serie, pedí permiso para hacer fotos, como hago siempre en los restaurantes (no a todos les gusta que se saquen fotos) y la camarera se ofreció para hacernos una foto juntos a los cuatro, que creo que es la única de todo el viaje.

Como te decía el sitio es verdaderamente espectacular, con una decoración preciosa y muy a tono con el edificio.

Mira que preciosidad de suelo, era así en todo el local.

El carrito de los quesos, como hicimos menú degustación, no lo probamos, pero algún día lo haré, por que estaba especializado en quesos de Cantabria.

Esta es la hermita que te decía que se usaba para los aperitivos.

Empezaron la cena con un apertivo de la casa, en esta ocasión
un Mejillón con espuma de humo.

Y por fin me pedí el plato que tanto me gustó de El Serbal que no me había pedido, el carpacio de Kobe con virutas de foie. ¡Fantastico! Pedí que cambiasen mi primer plato de pescado, como hicieron con Javi por este.

Viene bien tener un marido alérgico al pescado para poder pedir más cosas, si lo que le ofrecen a él me llama la atención lo puedo cambiar, ji ji ji

Este fue el primer plato de Sonia e Ignacio: Ostra a la plancha con limón confitado y falso caviar

Geniales los Calçots salteados con caldo de alubias, ñoquis de jamón y calamar

Uno de los mejores de la noche fue el: Foie gras asado con olivas negras, regaliz y caldo de té de frutos rojos
Confieso que soy un tragón, porque ni a Sonia ni a Ignacio les hacía mucha gracia es foie, así que me termine comiendo yo los tres platos.

Para Javi: Presa ibérica lacada con resina de mango, ensalada de escarola y verduras crocantes.

Una cosa que no había probado nunca: Raya emparrillada, cigalitas y caldo de garbanzos. No pensé que la raya pudiese estar tan buena, siempre he pensado que era un pescado de segunda.

Uno de los mejores de la noche: Alas de pollo de corral a fuego lento con tandoori y jugo morado (Lombarda)

Era un plato muy exótico, con un sabor muy diferente, hizo el pleno, nos encantó a todos.

Y un sorprendente postre de: Esponja de chocolate al aroma de trufa, arena de avellana y helado de boletus. Por que el helado realmente sabía a setas, pero quedaba muy bien de postre, algo raro, arriesgado.

Y este se lo di a Javi: Torrija, ciruelas y flor de pensamiento, por que si hay un fan de las torrijas en este mundo es Javi y para una vez que encuentra «Torrijas Gourmet» tenía que disfrutarlas más. De todos modos la probé y deliciosa.

Unos dulces para acompañar las infusiones que nos pedimos para terminar.

Lo mejor, las gominolas de frutos rojos.

Una comida genial, una cena divertida y un sitio muy recomendable. Sobre todo reseñar el excelente servicio, atento, cercano y respetuoso.

La última gran comilona del viaje no podía haber sido en un lugar mejor.
Un sitio muy elegante, sé que lo digo, pero es que de verdad me encanta el cuidado de los detalles que tienen. Que evidentemente para que te den la estrella Michelín tienes que tener mucho más que buena comida, pero uno aprende mucho si se fija en como cuidan cada cosita en un sitio como este. Al llegar nos invitaron a una copa de cava blanco o rosado, al gusto, yo rosado, ya sabes que me encanta.
Un servicio fuera de serie, pedí permiso para hacer fotos, como hago siempre en los restaurantes (no a todos les gusta que se saquen fotos) y la camarera se ofreció para hacernos una foto juntos a los cuatro, que creo que es la única de todo el viaje.
Como te decía el sitio es verdaderamente espectacular, con una decoración preciosa y muy a tono con el edificio.
Mira que preciosidad de suelo, era así en todo el local.
El carrito de los quesos, como hicimos menú degustación, no lo probamos, pero algún día lo haré, por que estaba especializado en quesos de Cantabria.
Esta es la hermita que te decía que se usaba para los aperitivos.
Empezaron la cena con un apertivo de la casa, en esta ocasión
un Mejillón con espuma de humo.
Y por fin me pedí el plato que tanto me gustó de El Serbal que no me había pedido, el carpacio de Kobe con virutas de foie. ¡Fantastico! Pedí que cambiasen mi primer plato de pescado, como hicieron con Javi por este.
Viene bien tener un marido alérgico al pescado para poder pedir más cosas, si lo que le ofrecen a él me llama la atención lo puedo cambiar, ji ji ji
Este fue el primer plato de Sonia e Ignacio: Ostra a la plancha con limón confitado y falso caviar
Geniales los Calçots salteados con caldo de alubias, ñoquis de jamón y calamar
Uno de los mejores de la noche fue el: Foie gras asado con olivas negras, regaliz y caldo de té de frutos rojos
Para Javi: Presa ibérica lacada con resina de mango, ensalada de escarola y verduras crocantes.
Una cosa que no había probado nunca: Raya emparrillada, cigalitas y caldo de garbanzos. No pensé que la raya pudiese estar tan buena, siempre he pensado que era un pescado de segunda.
Uno de los mejores de la noche: Alas de pollo de corral a fuego lento con tandoori y jugo morado (Lombarda)
Era un plato muy exótico, con un sabor muy diferente, hizo el pleno, nos encantó a todos.
Y un sorprendente postre de: Esponja de chocolate al aroma de trufa, arena de avellana y helado de boletus. Por que el helado realmente sabía a setas, pero quedaba muy bien de postre, algo raro, arriesgado.
Y este se lo di a Javi: Torrija, ciruelas y flor de pensamiento, por que si hay un fan de las torrijas en este mundo es Javi y para una vez que encuentra «Torrijas Gourmet» tenía que disfrutarlas más. De todos modos la probé y deliciosa.
Unos dulces para acompañar las infusiones que nos pedimos para terminar.
Lo mejor, las gominolas de frutos rojos.
Si visitas esta zona te recomendamos.
Restaurantes en Cantabría http://www.restaurantescantabria.com.es/
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Una comida genial, una cena divertida y un sitio muy recomendable. Sobre todo reseñar el excelente servicio, atento, cercano y respetuoso.
La última gran comilona del viaje no podía haber sido en un lugar mejor.
Cómo me gusta todo lo que pones de Cantabria. En El Molino, el primero, se casó una amiga mía de allí, de Cabezón y tenía fama de ser bueno, así que este nuevo se ve que es la leche, como el otro título que va después.
Me entra un hambre cada vez que leo estas cosas….
Besitos.
y tu ¿qué opinas?