De este viaje lo que más ganas tenía de conoces es Salzburgo. Por algo friky, como siempre, por que es la ciudad de «Sonrisas y Lágrimas» que es una de mis películas favoritas. Ese fetiche de la infancia que todavía me emociona. Un escenario de montañas y color que estaba deseando ver. Pero como el destino es así de divertido él, ha querido que lleguemos a una ciudad escondida entre la niebla. Según las postales, esta debe ser una ciudad preciosa, entre montañas, con flores y eso, pero nosotros lo bonito ha sido precisamente ver una ciudad cubierta de niebla, pero me parece que nos toca volver aquí para disfrutarla de verdad.
Es una ciudad pequeñita, que se centra por completo en el turismo que la lleva por completo. Tiene mucho encanto y te puedes mover perfectamente andando por ella. Está llena de callejuelas en las que perderte a comprar curiosidades.
Por la ropa ya te haces una idea del frio que hace. Pero bueno, todo tiene su gracia.
Mozart nació en Salzburgo, así que está omnipresente en cada pequeño detalle. Como estos patos, que Thor ya tiene uno.
La calle principal de la ciudad está llena de tiendas. Sobre todo a mi me han encantado los carteles que anuncian los comercios, que son muy llamativos, como muy tradicionales.
Hay tiendas modernas, con marcas internacionales,tiendas para turistas y pequeños reductos de la tradición de la ciudad.
Me ha encantado este primitivo origen del portero automático. Que las cuerdas subían por toda la fachada entrando por las ventanas y sonaba una campanilla en la casa al tirar.
Pese al frío la ciudad estaba llena de turistas, es un sitio muy vivo. Esperaba algo más tradicional, pero es muy moderno. Está muy cuidado y bien mantenido y como en Viena, todo el mundo habla un inglés perfecto.
Estos son los carteles que tanto me gustan. Mira como mola el de Zara.
Y el McDonalds.
Preciosa esta tienda de huevos de Pascua.
Y me ha encantado el mercado de la ciudad.
Con puestos de quesos, embutidos, dulces…
Hasta te vendían los cuencos de sopa caliente para comer allí mismo. Lo curioso es que esto no era par turistas, sino que eran los de allí los que compraban.
Nosotros hemos comido en un sitio precioso, pequeñito. Que parece casi un vagón de tren.
Una pequeña cafetería de comida internacional.
Yo me he pedido para empezar una sopa de tomate que me encanta.
Y mi madre un Goulash húngaro, que es un guiso con carne y vegetales sobre una base de tomate.
Javi una «Tarte Flambé», el plato típico de Estrasburgo que consiste en una finísima base rectangular con unos ingredientes en poca cantidad por arriba. Le vuelven loco.
Victoria se ha pedido trucha que iba sobre una torta hecha con puré de patatas rebozado y frito que estaba muy bueno.
Mi madre, como Javi otra versión de la «Tarte Flambée».
Y aquí en nuestra mesita al lado de la chimenea.
Y aquí es donde he metido la pata. El plato típico de Viena es la Schnitzel, las venden por la calle, cortadas en tiras en un plato de cartón y la gente se las va comiendo. En los museos te hablan que era el plato favorito del emperador y hasta en la canción de «las cosas que me gustan» de Sonrisas y Lágrimas hablan de ellos. Así que cuando lo vi en la carta, caí en la tentación de probarlo. Pero la verdad, la cocina vienesa necesita una gracia ya, por que esto sólo es un filete rebozado. Sin gracia, estos austriacos necesitan un repaso a su gastronomía que esto es de lo más ordinario.
Una cosa curiosa es que todas las fuentes de la ciudad están tapadas. O directamente por estructuras de madera o por metacrilato como esta que ves. Es para que el agua no se congele sobre ellas y rompa las piedras.
Una pista de hielo en una de las plazas de la ciudad.
¿Sabes que le da el nombre a Salzburgo? Curiosamente las minas de sal de la ciudad, que eran muy apreciada en la Edad Media.
El monumento más importante de la ciudad es el monasterio que está en lo alto de la montaña pegada a la ciudad. Los curas explotaban las minas de sal y eran los señores del territorio. Tenían un gran monasterio que fue creciendo con los años y tiene unas vistas privilegiadas de la ciudad.
Lo chulo es que tienes que usar un funicular para subir y las vistas son chulas, claro, eso si no hubiese una niebla espesa como el chocolate.
Pero lo dicho, tiene su encanto hacer una visita así, que parece que estés en el escenario de una película.
Desde arriba esto es lo que se veía de la ciudad… nada.
El monasterio es casi una pequeña ciudad.
Se hace una visita muy completa con audioguía en castellano que te cuenta toda la historia de como evoluciona con el tiempo. Del poder de la iglesia y del ocaso y paso a manos civiles de la edificación.
El gran órgano.
Y por fin vemos algo en Salzburgo de Sonrisas y Lágrimas.. que parece mentira que siendo el escenario de una película tan mítica luego haya pocas cosas relacionas con ella en la ciudad. Eso si, hay un tour de 4 horas por todos los escenarios.
Y desde abajo, pese a la niebla así de bonito se ve el monasterio. Lo del hombre sobre la bola dorada lo ignoro y además lo desconozco… hay esculturas que son como una patada en el estómago…
Por la tarde la ciudad es igual de bonita, con esas luces cálidas en un día tan frío.
Me ha gustado mucho Salzburgo, es una ciudad que en primavera y con calor debe ser preciosa. Pero en general muy recomendable. Tiene un montón de encanto.
Y termino con dos fotos del mismo sitio, la de arriba al atardacer y la de abajo al amanecer. Espero que te gusten.
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¡¡¡ Bellisimo !!!!
Ana urba:
Me ha gustado mucho esta entrada, David. Salzburgo siempre me ha parecido una ciudad preciosa, de cuento…..y por las fotos que pones aquí, me parece muy bonita. También a mí me encantan esos carteles antiguos, anunciando el nombre de los locales. Muy bonito todo.
Es una pena que haya tanta niebla, tenéis que volver en primavera que seguro que el paisaje se verá infinitamente mejor.
Besos.
Cuando estuve en Austria, ayá por el año de la "polca", hice un tour por todo el Tirol. Es preciosa, toda aquella zona.
Fuí en verano y es espectacular, tan verde, tantas flores, tanto color …. para volver!!
Me ha encantado recordar Salzburgo, me encantó cuando la visité y me ha encantado verla ahora con la pespectiva de la niebla y el frio!!
Yo me quedé con las ganas de visitarla, aunque gracias a tus preciosas fotos me he podido hacer una idea.
Nosotros estuvimos en Viena muy posiblemente el mismo año que comenta Manuela, y por entonces revelar fotos salía una pasta aparte de que habían salido las primeras máquinas de revelado donde ajustaban los colores a piñón y todas las fotos tenían los mismos tonos, daba lo mismo si hacía un sol radiante y un cielo azul intenso, tu recogías las fotos con los cielos grisáceos y apagados. Por eso entonces revelábamos en diapositiva, que aún así seguía saliendo una pasta. Bueno pues me llamaron tanto la atención los carteles, que casi gasté un carrete haciéndoles fotos. Ahora viendo las tuyas me lo has hecho recordar !!
Los patos son chulísimos !! Otro más para la colección
Hola Ana!
Los carteles es algo que ya hemos visto en otros sitios de Europa y me encanta, esa mezcla de modernidad y cosa tradicional que da un resultado tan vistoso.
Desde luego tenemos que volver en una época uqe sea más vistoso, por que sobre todo el paísaje debe ser precioso.
Un besazo!
DVD
Hola Manuela!
Pues yo me quedo con tu experiencia, jejejje
Seguro que con luz, sol y color es mucho más bonita.
Un besazo!
DVD
Hola Maria Jose!
Pues mira ahora que esta de moda con Instagran aplicar filtros a las fotos que alteran los colores para conseguir efectos como ese que hablas, jejejej
Todo vuelve. Si no es con tecnología lo inventamos. Las fotos con los colores alterados también tienen su encanto, yo soy el tonto de Instagram y sus efectos.
Demasiados patos creo que hay en casa ya, jajajaja
Un besazo!
DVD
y tu ¿qué opinas?